Para Faustino, que “estaba
escondido”
Era mediodía, amor mío,
cuando supe de ti -antes no estabas-
y es verdad que yo no te esperaba
porque estabas en mi Sofi escondido.
Ya te amo en mi alma, mi dulzura
y ni sé si eres niño o eres niña,
pero así como mi alma se deslumbra
ante el nimio punzó de las verbenas
o el blanco esplendor de las magnolias,
salta de alborozo porque vienes,
niña o niño,
que serás la dicha en mi reposo.
Pensaré en ti las lunas que aún faltan
para que vengas a estar con Wenceslao
y sabiendo que las lunas no demoran
entregas para mí tan amorosas,
estoy preparando para ti un beso
y así besar tu frente y besar tus ojos
ese día cercano… cuando me los abras.
Publicado en mi libro "De letras nacidas entre poetas". 2013
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