La
línea de mi sombra se ha alargado
y cruza
el curso de agua del arroyo,
es que
el sol se está poniendo y se despide
pues
sabe que llegó la hora oscura.
En
rasante vuelo las libélulas
apenas
rozan el brillo azul del agua,
fresca
ya, que inquieta busca al río.
Y
comienzan los cantares de chicharras
mientras
callan en sus nidos los zorzales
y el
aire se adormece quieto y frío
realzando
el cantar de las vertientes.
Entre
luces que se prenden y se apagan
las
luciérnagas buscan compañía,
se oye
el aullido de los búhos
y
percibo los cascos de caballos
amortiguados
por la densa champa verde.
Ya se
prenden los destellos de faroles,
las
brasas arden crepitando ardientes
al
tiempo que ceden bullicios infantiles
cansados
de tanto sol y tanto día.
Y tras
el tronco del mi árbol más amado
un
dulce gesto intangible me recuerda
al
causante de esta tarde como tantas…
Publicado en mi libro "De letras nacidas entre poetas". 2013
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