Qué temprana es la noche y qué tardío el día.
Se oscurece el azul con rojiza fuerza
y el cálido aliento que agobiaba
se torna quietud de ofrenda fresca.
El verde brillante del entorno
va perdiendo sus tonos en la ausencia
y envejece la noche en creciente umbrío
sobre el día postrado… en esperanza.
Bello lapso de las horas que regala
variantes intensas del rotar continuo,
cuando el sueño del día aviva
el ser de la noche.
Qué tardío ya el día, en la noche temprana.
Publicado en mi libro "De letras nacidas entre poetas". 2013
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