verbenas

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martes, 18 de noviembre de 2014

LA TORMENTA


  El sur se oscurecía y un negro atemorizante aplastaba
el horizonte con rayones rojos.
  La tarde se ahuecaba en pesada calma y en quietud es-
peraba un desenlace cierto. El olor a lluvia, cada vez
más intenso, se abrazaba a esos resplandores que lle-
naban las retinas tejiendo deformes telarañas de errá-
ticas luces. Una negrura ancha lo absorbía todo y se
disponía al ritual de la tormenta.
  Un tronar de galopes desbocados se acerca y el viento
en alocada ira comienza a ser parte medular del espec-
táculo. La vertical caída de un rayo encandilante y el
estampido del trueno con el crujir de un pino dan la
orden de borrasca. El descontrol de la naturaleza se
transforma en desacostumbrado aguacero lleno de re-
sonancias y luces. Inmersos en el fragor, mis ojos go-
zan de  la maravilla aun en ese temor de la violencia
extrema del aire arremolinado y ahogado en la incle-
mencia que borra otros sentires en ese instante de fu-
ria.
  Y en repentino lance, un nuevo rayo manda a retiro a
la tormenta y llama a la quietud que estaba, para dejar

lugar a mi descanso.


Publicado en mi libro "De letras nacidas entre poetas". 2013

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